sábado, 14 de diciembre de 2024

El Misticismo dogmatico

 


Introducción y contexto

 

En muchas oportunidades, como astrólogos nos conseguimos a personas, generalmente religiosas que nos miran como brujos o herejes. Por otro lado, tenemos a personas que, guiados por un pensamiento fijo, no toleran la opinión de otros.

Por ejemplo, el caso de sacerdotes católicos que en sus enseñanzas religiosas solo ven como camino el cristianismo tildando a otras religiones como falsas. Lo mismo pasa con cabalistas que piensan que solo la cábala nos lleva a evolucionar mas rápidamente, solo las letras hebreas nos llevan a la transformación por su alto grado de vibración.

Pienso dentro de mi ignorancia, que estas personas se sitúan en una sola verdad, cuando en realidad existen muchas otras dimensiones veraces.

En este sentido, encontré un artículo del maestro cabalístico Mario Saban que nos habla de dogmatismo. Evidentemente, lo relaciona con los términos judíos, pero tiene mucha universalidad en el planteamiento.


La tendencia al dogmatismo

 

Es preferible declarar nuestra ignorancia de las interconexiones reales de las diferentes energías, que explicar la totalidad a través de una variable exclusiva, como si dicha variable fuera el fundamento total y único de todo el sistema.

El problema es que todo sujeto empatiza automáticamente con la situación espacio-temporal; y esto provoca que, sin una intención deliberada, toda situación fija subjetiva se convierte en un dogma

Hemos pasado del dogmatismo pagano al dogmatismo monoteísta, y del dogmatismo medieval al dogmatismo ilustrado, y del dogmatismo tecnológico al dogmatismo psicológico. En realidad, vamos cambiando los nombres, pero en el fondo se mantiene la misma actitud dogmática, porque toda conceptualización dogmática aparece cuando la psiquis del sujeto se sitúa fijamente en un punto determinado de la realidad espacio temporal.

¿En qué cambia un psicólogo encerrado en su escuela de pensamiento, de un religioso ortodoxo encerrado en su sistema? Los dos parecen que piensan (y en verdad piensan y mucho), pero el problema es que otorga validez a sus ideas dentro de un sistema cerrado autorreferencial.

El misticismo judío aplicado a la psicología debe destruir todo dogmatismo, porque el dogmatismo es la visión cerrada, consecuencia inevitable de posicionarse de modo estático desde alguna de las dimensiones como si fuera la dimensión elegida el único fundamento de toda realidad.

La diferencia objetiva de estos 10 dominios explicativos diferentes (Sefirot) en la que produjo la primera fragmentación dentro de la realidad antes de la aparición de las fragmentaciones subjetivas de la psique.

Esta fragmentación se produjo según los grandes cabalistas dentro del propio Ein Sof, creando el universo de Atzilut (La emanación). En la información interior de Ein Sof existía en potencia la posterior realización material de las diez manifestaciones. En realidad, las diez dimensiones no se manifiestan en Atzilut, sino en el universo de Briá porque, para que puedan ser manifestadas se necesita que las variables del tiempo y el espacio es decir sí necesita la aparición del vacío. El vacío es la causa de la aparición del tiempo y el espacio o dicho de modo inverso, al reducir el modo finito los niveles de energía aparecen el tiempo y el espacio. En realidad, para crear el vacío, el espacio aparece primero, ya que el vacío es un espacio vacío, y de acuerdo con la velocidad del movimiento dentro de dicho vacío se crea la variable tiempo. Por ese motivo la relación primigenia es Kether-Maljut, porque es la relación que causa la aparición del espacio y tras la tensión entre Jojmá-Biná se produce el nacimiento del factor tiempo. Y como las velocidades dentro del espacio vacío son diferentes, entonces se crean las diferentes realidades objetivas dimensionales que dominaremos como Sefirot. En realidad, existen millones de grados dentro de estas realidades objetivas de acuerdo con las diferentes relaciones existentes dentro del vacío del espacio tiempo.

Si el Daat (el conocimiento) es la interconexión de las dimensiones, debemos entonces percibir la realidad tomando en consideración tres puntos fundamentales:

1.- Existen 10 realidades objetivas diferentes, producto de la primera gran fragmentación de la manifestación del Ein Sof dentro del vacío. Esto produjo la aparición de verdades válidas en cada nivel, e inválidas si son aplicadas en niveles diferentes

2.- Existe una psique subjetiva que siempre opera (por su propia tendencia de acuerdo con la raíz de su alma) desde una Séfiras particular, lo que hace que tengamos dos variables que distorsionan la comprensión de la realidad en el campo de la fragmentación: por una parte, la división objetiva del primer punto y por otra la fragmentación subjetiva del fragmento finito de nuestra posición

3.- Y existe un estado objetivo real de unidad detrás de toda realidad fragmentada (Alef) qué es lo que realmente se oculta, y que puede ser extraído a pesar del problema que provoca las dos fragmentaciones anteriores

Si toda fragmentación subjetiva eleva exponencialmente el estado paradojal de nuestra existencia, entonces la coordinación de los argumentos en el marco de una dimensión en particular puede lograr como resultado conclusiones válidas en dicho nivel. Y si somos conscientes de estas “vestimentas” que se ocultan la verdadera realidad del Ein Sof, entonces podemos comprender mejor nuestra situación. Nuestra situación subjetiva finita provoca una aguda distorsión de la realidad objetiva.

Si una segunda etapa conciliamos la fragmentación objetiva de las Sefirot comprendiendo el estado de simultaneidad dimensional donde operan todas las dimensiones y donde cada una de las Sefirot requiere un tipo de energía en particular, entonces logramos la armonía interior necesaria para alcanzar el tercer estadio al que debemos intentar acceder qué es el de la paz interior al adquirir la conciencia de nuestra situación divina interna. En este último nivel es donde logramos la experiencia de la trascendencia

 

Fuente: La Cábala psicología del misticismo judío. Mario Javier Sabán.